El artículo de
esta semana lo firma Paco Pardo. Paco es Psicólogo y colaborador de esta
Federación desde hace años en clinics y otras actividades formativas. Pero
sobre todo ha sido un magnífico entrenador de la Selección Autonómica Masculina
de Minibasket. Ha sido un ejemplo en el desarrollo de su labor, fundamentada en
un respeto absoluto hacia sus jugadores y colaboradores bajo la premisa de y
vocación por transmitirles conocimiento (por supuesto, no solo baloncesto). Hoy
en día continua su labor como entrenador en las categorías de formación de
clubes como el Valencia BC (alevines) y CB Aldaya (juniors).
Le encargamos una
charla dentro de la I Jornada de Formación para los técnicos del PT y este
artículo es una adaptación de dicha charla. Paco nos habla de la relación entre
el primer y el segundo entrenador. Creemos que era un tema interesante para
compartir con todos vosotros ya que creemos que es un tema muy mejorable en la
realidad del entrenador, en su día a día. Esperemos que disfrutéis con su
lectura y que os anime a una reflexión. Muchas gracias Paco.
Una primera
reflexión
Una
reflexión sobre el trabajo entre dos
entrenadores es plantearse si tenemos la costumbre de entrenar con otra
persona. Normalmente en baloncesto
raramente encontramos dos entrenadores por equipo, únicamente en algunos. No
tenemos el “hábito” de trabajar con
otra persona. Si trasladamos este argumento al minibasket aún estamos más lejos
en este aspecto.
En resumen,
nos encontramos ante una situación, en muchas ocasiones novedosa en la que el
término “compartir” debe ser el
punto de inicio en la relación entre los dos entrenadores. Teniendo en cuenta
que habrá una asignación de roles: primero y segundo.
Haciendo un
reduccionismo en la definición del concepto de psicología conductual como la
ciencia que “estudia la conducta de las personas”, aplicada a los entrenadores,
estos deben aportar un punto de motivación entendida como ilusión y
predisposición al esfuerzo y liderazgo como la manera de influirse ambos. El
primero guía y orienta al segundo en lo que tiene que hacer y el segundo
entrena con entusiasmo. ¿Qué buscamos con esto?: la capacidad de entendernos
(empatía). ¿Qué conseguimos?: confianza sana.
Este
planteamiento inicial, es relevante para comenzar a hablar del trabajo entre
dos entrenadores a través de la metodología y la comunicación.
Roles entre los entrenadores
En su inicio
se establecen unos roles formales:
el primer entrenador es el responsable de llevar a cabo la planificación y
objetivos planteados por la dirección deportiva,
así como, organizar el trabajo a realizar en la pista, tanto él como su
ayudante (funciones a realizar). Sin embargo, de forma espontánea, aparecen
unos roles informales al entrenar
conjuntamente. Si ambos son flexibles y adaptativos, se muestran como son de
forma natural y se sienten bien. La personalidad de cada uno es un elemento
prioritario para el trabajo en común. Ambos se necesitan. Por ejemplo, puede
ocurrir que el primero tenga unos conocimientos más amplios de conceptos de
enseñanza de baloncesto y el segundo sea un conocedor de dinámicas de grupo que
faciliten el entrenamiento. En ningún caso puede pasar que el primero entrene y
el segundo mire.
Cuando los
roles están perfectamente definidos, no aparecen preguntas capciosas como: ¿Qué
pasa si el 1º no le dá importancia al 2º?, ¿Qué pasa si el 2º no tiene las
funciones claras de lo que tiene que hacer?, ¿Qué pasa si el segundo adquiere
protagonismo?. La respuesta a estas preguntas es un conflicto entre los dos
entrenadores y por tanto una pérdida de calidad del entrenamiento.
Comunicación antes del entrenamiento
Empieza
siempre con una toma de contacto: ¿Quién llama a quién?. Buena pregunta con una
fácil respuesta puesto que es un trabajo de equipo: Cualquiera de los dos. A
partir de este momento se establece una reunión previa antes del primer
entrenamiento donde el 1º lleva preparado el entrenamiento e informa al segundo
del procedimiento a seguir: puntualidad, uniformidad, material, trato con los
niños/as y padres, equipaciones… Explica los objetivos y los ejercicios que se
van a realizar en la sesión. Además, concreta lo que quiere que el ayudante
realice en el entrenamiento. En un ejercicio le puede pedir la corrección de un
gesto técnico determinado, en otro únicamente solo se necesita mantener un
ritmo alto de ejecución, en otros que mantenga la dinámica del mismo (parejas,
tríos…).
Comunicación después del entrenamiento
Hemos
finalizado el entrenamiento. Una nueva puerta se nos abre, ¿cómo nos vamos a
comunicar entre este y el siguiente entrenamiento?. La manera más práctica para
intercambiar información es el correo electrónico. Aquí nos planteamos las
conclusiones “a posteriori” y las mejoras para el próximo entrenamiento. ¿Qué
tipo de información tratamos?: Primero los objetivos: si podemos avanzar en
algunos, modificar o cambiar los que tenemos. En segundo lugar: ver si la
estructura del entrenamiento ha sido adecuada (más o menos técnica individual,
más ejercicios de contraataque, si los ejercicios han sido amenos y
competitivos, el ritmo del entrenamiento…). En definitiva, haremos un análisis
completo de todos los aspectos de trabajo en la pista. Pero no podemos dejar
aparcado esa parte más emocional que marca la actitud de trabajo de cada uno/a
de los jugadores. Si ha sido buena y si no lo ha sido :¿Cómo podemos
mejorarla?; es decir aquellos niños y niñas que necesitan un mayor apoyo. Iría
más lejos, un apoyo adecuado a sus características de personalidad.
Comunicación durante el entrenamiento
Esos
adverbios de antes y después nos dejan todavía esa incertidumbre de cómo
comunicarnos durante el entrenamiento. No hay fórmulas mágicas sino
orientaciones metodológicas. De forma
general, es primordial dar la oportunidad, en ocasiones, que el 2º explique
un ejercicio. Tras la finalización de un ejercicio este puede hacer alguna
sugerencia al grupo. Con ello, reforzamos su posición delante de los niños/as. Y
como no, utilizar nuestra tan preciada comunicación
no verbal (choque de manos, palmada en la espalda entre el 1º y el 2º). De forma específica: ¿cómo corregimos
en la pista?: la respuesta son los objetivos que previamente nos hemos
planteado entre los dos antes del inicio de la sesión. ¿Cómo corregir?:
observaremos el momento y tipo de ejercicio. Una forma es aumentar el tono de
voz repitiendo verbalmente el gesto técnico o táctico que estamos trabajando.
Otra manera consiste en poder colaborar con el jugador/a en situaciones
determinadas, por ejemplo luchando por un rebote, corriendo al lado en un
contraataque… Se nos abre otra posibilidad, de manera individual, sacando a ese
jugador/a fuera del grupo para que no entorpezca la dinámica del ejercicio.
Finalmente si observamos que hay un error global de grupo parar el ejercicio.
Evidentemente, los entrenadores tienen la aptitud para elegir la opción más
apropiada en cada momento o situación.
Es
interesante nombrar dos aspectos que el trabajo coordinado entre los
entrenadores debe necesariamente contemplar. Cómo debemos colocarnos en la
pista y el nivel de concentración que consiste en prestar el 100 % de atención
en cada ejercicio.
Estas
orientaciones generales y específicas, así como la corrección y la reflexión
sobre la colocación y concentración, nos permite reducir esa incertidumbre en
cuanto a la comunicación en la pista entre los dos entrenadores.
Herramientas de apoyo en la comunicación en pista
Es muy
importante el refuerzo positivo
entre entrenadores. Siempre tan socorrido en todos los ámbitos del
entrenamiento de baloncesto con los jugadores, padres y sin embargo, entre
nosotros no existe o no le damos la importancia por estar tan a mano. Seamos
prácticos, como en nuestros entrenamientos, y hagamos que una buena conducta
del segundo entrenador vaya seguida por un “vamos”, “estás a tope” y porque no
esa actitud de confianza del 2º al primero “me cambio de posición en este
ejercicio porque el primer pase de contraataque es lento”.
De forma
paralela, la sobrecorrección es un
instrumento de ayuda en determinadas situaciones donde el segundo da una
explicación al grupo incompleta y el primero trata de completarla.
Aspectos que perjudican la comunicación en la pista
Hablamos al
principio de compartir para crear un
trabajo en común entre ambos. Cuando esto no ocurre, entramos en aspectos de actitud crítica entre ambos. Predominan
los mensajes negativos. Por ejemplo del 1º al 2º: “paras mucho, corrige algo,
muévete”. Del 2º al 1º: “no opino, no me muevo, solo hago lo que me dices”.
Desaparece el trabajo de equipo. Puede ocurrir que cuando no se ha informado de
las funciones a realizar y se entrena directamente aparezca la idea fija o prejuicio “del 1º al 2º no
hace nada, está allí parado/a, lo que faltaba mirando la hora”. Del 2º al 1º
“este o esta no sabe nada, pasaré el año y luego que me cambien de entrenador”.
Como
conclusión, el trabajo entre dos entrenadores es un proceso de adaptación entre
dos personas con diferentes maneras de ser, con similitudes y diferencias en
ver el baloncesto, con experiencias distintas, y sin un hábito de trabajo en equipo.
Sin embargo, cada uno/a aporta esos rasgos de motivación y liderazgo necesarios
para iniciar esta etapa, donde el establecimiento de esos necesarios roles de
trabajo y las orientaciones sobre metodología y comunicación, permitan
facilitar esa relación para dar esa calidad de entrenamiento QUE LOS NIÑOS
MERECEN
Paco Pardo (Entrenador de Baloncesto y Psicólogo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario