“Oye, ¿te gusta el Baloncesto?”. Cuando nos preguntan algo así no dudamos
en la respuesta que vamos a ofrecer. El jugador dice: “¡Claro!, ¡Es pura
diversión y emoción!”; el entrenador dice: “El baloncesto es tácticamente
precioso, me encanta”; el espectador: “¡El baloncesto es puro espectáculo!”.
Pero, quién alguna vez se ha preguntado, ¿cómo vive este deporte un árbitro?
Pues amigo mío, la respuesta es muy sencilla y por eso te voy a dar la mía
propia: el baloncesto es pasión, emoción, diversión. El baloncesto es un
espectáculo que gracias al arbitraje puedo vivir a pie de pista. ¡Los árbitros somos parte del baloncesto!
Y es que quien lo prueba, repite. Y quiere más. Y más… El árbitro es el
deportista que, dentro de la pista e interactuando con todos los agentes
implicados, debe conseguir que los partidos transcurran con normalidad dentro
de los límites que marcan las reglas, y que todos los participantes del
encuentro actúen acordes al espíritu del juego.
Cuando un primer árbitro inicia su andadura por los campos empieza con las
categorías más tiernas. Allí es donde aprende a manejarse por la pista. “¿Dónde
tengo que ir?, ¿Cómo me coloco?, ¿Qué debo mirar? Ahora toca pitar…” Y esto
último es lo que cuando, después de las primeras experiencias, consigues
hacerlo con cierta inercia, quieres llegar más lejos. Y así es como te pica el gusanillo llamado “arbitraje”. Los
chicos y chicas juniors sienten curiosidad por dirigir encuentros para acabar
siendo muchos de ellos árbitros. Se inscriben en los cursos de la FBCV,
inclusive son sus padres los que seguro apoyan su decisión. Y finalmente van
avanzando en las diferentes etapas de los cursos hasta completar la formación
necesaria que les permitirá progresar en este nuevo camino.
Después de tu introducción como árbitro, tu cabeza cambia el rol que hasta el
momento hubieses tenido dentro de este juego para, ahora, ser una pieza importante
en el desarrollo de éste. El arbitraje
pasa a ser tu principal vía de unión con el baloncesto. Y es entonces
cuando, si te hacen la pregunta que en el encabezamiento hemos planteado, no
dudas en responder “yo también soy basket”. Y es verdad. Y además te has
convertido en una persona diferente. Porque cuando estás viendo un partido, ya
lo ves con otros ojos; porque cuando ves un acierto o un fallo, te pones en la
piel del que está en la pista. El arbitraje ayuda a formar personas.
Una vez eres árbitro, no te
detienes ahí. Quieres ser mejor. Quieres acertar siempre. Quieres moverte con soltura,
ver las acciones, arbitrar más altas categorías para ver otro baloncesto. El
afán de superación es el mismo que el de cualquier deportista entregado. Ya no te conformas con pitar, quieres arbitrar.
Y hacerlo perfecto. Para ello, la formación es indispensable. Actividades de
Formación Continua, encuentros, partidos con compañeros, conversaciones sobre
situaciones, etc. Para hacerlo mejor tienes que rodearte de los mejores y ahí
notas el respaldo de la Federación en tu formación continua como árbitro. Y
también es importante la ayuda y la comprensión de los jugadores, padres y
aficionados. Equivocarse es humano, sobre todo al principio, pero no dejamos de
trabajar para cometer los menos fallos posibles.
Desde luego que el arbitraje en el baloncesto no está hecho para
cualquiera. El arbitraje requiere ganas de aprender, esfuerzo, vitalidad. Te
exige mucho, pero es agradecido. Si tú le tiendes la mano, él la cogerá con
fuerza, pero jamás te dejará caer.
Entonces, la pregunta ahora es: ¿Estás preparado?
Christian Blanco (árbitro y profesor de los Cursos de Formación CTA)
No hay comentarios:
Publicar un comentario